Ana Alonso del Pozo, profesora Medalla de Oro al Mérito en la Educación.
Ana Alonso del Pozo acaba de recibir el pasado mes de noviembre la Medalla de Oro al Mérito en la Educación, el máximo galardón que otorga la Junta en el ámbito educativo. Este galardón de reconocimiento a sus múltiples aportaciones a la coeducación, a su trabajo incansable y a su compromiso social llega como colofón a una larga trayectoria coronada por otros numerosos premios, el Carmen de Burgos, el Clara Campoamor, el Meridiana, del Instituto Andaluz de la Mujer, o el premio María Zambrano. Esta cordobesa, de 68 años y ya jubilada, hermana de Lola Alonso, que fue delegada de Educación de la Junta en Córdoba, ha sido profesora de Física y Química en el instituto Poeta García Gutiérrez de Chiclana de la Frontera (Cádiz) durante casi tres décadas y allí mantiene hoy su residencia. Es una de las mayores expertas en coeducación del país, donde ha impartido cursos, conferencias y actividades formativas, así como ha desarrollado numerosos materiales curriculares. Formó parte del grupo de expertos encargados de elaborar en Andalucía el primer plan de igualdad entre hombres y mujeres en educación y del 2005 al 2007 fue jefa de servicio de Planes de Formación de la dirección general de Innovación Educativa y Formación del Profesorado de la Junta.
-¿Qué ha supuesto para usted este reconocimiento con la Medalla de Oro al Mérito en la Educación, tras varios premios que tiene ya en su haber?
Este ha sido una sorpresa para mí pues no me lo esperaba a estas alturas de mi vida. Ahora, que desgraciadamente estaba saliendo de una enfermedad tremenda y grave, en una tregua de esta enfermedad, me ha llegado este premio que me ha venido muy bien porque lo he podido disfrutar y compartir, dos cosas importantes.
-¿Cómo surge en usted esa inquietud por la igualdad y la coeducación?
-La igualdad de género, aun sin ponerle nombre, siempre ha estado presente en mi vida de alguna manera. Ya en el discurso de la medalla al mérito hice referencia a mi madre que me enseñó tantas cosas respecto a esto con su actitud y con su forma de entender la vida. Y luego, ya concretamente en la educación, surgió hablando con una compañera y viendo realmente la situación que había en los centros, qué pasaba con los alumnos y las alumnas y las diferencias que notábamos... y así, alrededor de una mesa camilla en una sala de profesorado, nos planteamos cómo hacer algo. Era el curso 93-94 y muy poca gente hablaba de coeducación, era algo muy puntual trabajar ello en los centros y de hecho el profesorado desconocía la palabra coeducación. Montamos un seminario permanente y a partir de ahí se creó el grupo De la Escuela Mixta a la Coeducación, que desde ese año 1994, ininterrumpidamente, hasta que dejé la enseñanza, ha funcionado. Y creé también un grupo que llamamos Feminario de Chiclana.
-Fue la impulsora del primer plan de igualdad en educación de la Junta, ¿qué se propuso entonces?
-El plan de igualdad surgió en realidad de la Consejería de Educación, pero a mí me llamaron para, dentro del grupo de expertos, redactarlo. Eso era en el 2003-2004. Y después se me llamó desde la dirección general de Innovación Educativa para ser jefa de servicio y, dentro de mi misión, estuvo la implementación de ese mismo plan que yo había colaborado a crear.
-Y estamos ya en el segundo plan de igualdad, con fecha hasta el 2021, ¿qué diferencias hay con las primeras propuestas?
-En este segundo plan se puntualiza más. Se ha hecho con la misión de ver la evaluación que se había hecho con el primer plan, que ha estado vigente durante más de 10 años. Y ahora se concreta más, pues el primero estaba más abierto y quedaba más al arbitrio de los centros. Lo que sí es cierto es que este tiene que desarrollarse con una orden, que aún no está, y eso es un problema, pero creo que va a salir en breve.
-Y después de tantos años ya de coeducación, ¿en qué se ha avanzado?
-Se avanza, pero el problema es grande. Se avanza porque hoy en día todo el mundo sabe lo que es la coeducación. En cada centro educativo de Andalucía hay una persona que coordina la coeducación, hay otra persona en el consejo escolar del centro que está pendiente de la igualdad de género, hay mucho profesorado implicado en ello, se han elaborado muchísimos materiales, se han editado muchos textos que favorecen la formación del profesorado... pero queda mucho porque, si bien es un mandato la igualdad de género en los centros educativos, aún queda mucho al arbitrio del profesorado que se implica. Y no podemos hablar de que hay muchos centros coeducativos, sino de que hay profesorado que coeduca. Hay algunos que lo hacen pero tiene que extenderse y ser más general.
-¿Realmente están los profesores implicados y concienciados en favorecer en sus clases la igualdad entre chicos y chicas?
-Hay profesorado implicado y profesorado que no. Hay equipos directivos implicados y otros que no. Ese es el tema, que debiera ser general, pero hay profesorado y equipos directivos que no es que lo rechacen, pero no entienden la urgencia del asunto, la importancia del problema. Y no nos libraremos de la violencia de género si no trabajamos en lo que la provoca, y por eso la coeducación es la base para evitarlo. Educar pensando en la libertad, de que ellas sean en sí mismas y ellos no se sientan poseedores de ellas. Es decir, que no se sientan ellas de ellos y ellos no las sientan suyas, que es lo que ocurre frente a una multitud de capacidades que se les hurta por el hecho de asignarles unas cualidades determinadas y un comportamiento humano diferencial predefinido según el sexo.
-En varios estudios se sigue diciendo que los chicos y chicas de hoy están repitiendo los mismos roles y estereotipos de antaño, ¿qué estamos haciendo mal?
-Es que la coeducación es algo para evitar todo eso, pero no solo tendría que darse en los centros educativos, aunque estos tengan una responsabilidad en ello. Yo creo que tiene una responsabilidad toda la sociedad y no solo se socializa a los chicos y chicas en las escuelas e institutos, sino que los modelos, los referentes, los cogen de la publicidad, de programas de televisión en los que los estereotipos están tan marcadísimos... y eso es lo que repiten. Ellos no nacen creyendo que tienen que ser de una manera, no están predestinados a ser de una determinada manera, sino que se asoman a la vida y la vida se la presentamos los adultos. Y aquí hay una responsabilidad no solo de la escuela sino también de los medios de comunicación, las corporaciones municipales...
-¿Y qué es lo que pueden hacer los medios de comunicación al respecto?
-En primer lugar, no plantear estereotipos sexistas, que los hay a diario. Sé que hay muchos periodistas comprometidos, pero algunos medios, cuando abordan el maltrato o esta chica que han asesinado... en muchos casos se juzga a la víctima. No se puede decir ante la violencia machista «ha muerto a manos de...» No, la han asesinado.
-En su discurso, al recoger el premio, dijo que aún quedan muchos techos por romper.
-Muchos techos por romper, sí. Formalmente la igualdad está, ya nadie podría discutirlo en nuestro mundo occidental al menos, pero el poder no está por igual repartido entre hombres y mujeres, en el FMI, las reales academias, gobernantes de los distintos países, se ve claramente que no hay mujeres. Si se ven los premios Nobel, los Princesa de Asturias últimos u otros, te encuentras con una mayoría abrumadora de hombres y en algunos ni siquiera una mujer representante. Es decir, el poder no está repartido por igual y sigue persistiendo la brecha salarial. Y eso que hablamos del mundo que nos rodea, que, si ampliamos la mirada al resto de países, aún sería peor.
-Usted ha pedido un gran pacto por la igualdad de género en la educación.
-Efectivamente, es que sin eso no adelantamos. La herencia machista no es una fatalidad biológica a la que tengamos que resignarnos porque no hay más remedio. Esto se puede cambiar y eliminar, pero para eso hace falta que todo el mundo se implique, las asociaciones, los centros educativos, la propia administración educativa, medios de comunicación y el Estado. Por eso yo pedía ese gran pacto por la igualdad de género en la educación. Se está haciendo contra la violencia de género, que no puede quedar como un escaparate, sino que realmente lleve el compromiso de llevar a efecto medidas ejecutivas. No podemos resignarnos a la violencia machista. El año pasado hubo cerca de 50 mujeres asesinadas y hay muchas mujeres que siguen soportando día a día esa lacra tremenda, sin tener vida, sin tener libertad, siempre bajo el dominio de otra persona por el hecho de ser mujer.
-Pero este pacto se lleva pidiendo mucho tiempo, ¿qué lo impide?
-Un pacto por la igualdad de género en la educación nunca se ha pedido, que se sepa. El pacto contra la violencia de género sí. Pero es que lo que se está haciendo en educación aún no es suficiente porque la normativa, que es muy pedagógica y obliga a que se haga, en esto que es tan ideológico, que supone que el profesor tiene que estar muy formado para ello, hay que poner los medios y se han ido poniendo, pero tienen que ser de obligado cumplimiento y, hasta ahora, digamos que no se le ha dedicado el tiempo que requiere. Se han hecho avances pero, frente a los datos que hay, requerimos mucho más. Y este pacto es preciso y absolutamente imprescindible para atajar este tipo de cosas y conseguir un estado en el que no se vulnere el principio de igualdad entre hombres y mujeres, que es básico en una democracia.
-Usted ha participado en actividades formativas por toda España, en Asturias, Galicia o Castilla-León. Ello le permite tener una visión bastante amplia de lo que se está haciendo en otros centros educativos del Estado español. ¿Cómo estamos, en comparación, en Andalucía?
-Andalucía dio pasos importantísimos. Es la comunidad más grande y supuso un esfuerzo tremendo, que se hizo de formación continuada durante bastantes años al profesorado. En Asturias se han hecho bastantes cosas pero no es comparable, pues con esfuerzos pequeños se consigue llegar a todos los centros educativos, aquí el esfuerzo es mucho mayor. También en Canarias se ha hecho mucho, pero hay comunidades que se han quedado atrás, algunas gobernadas por el PP, que no tienen plan de igualdad en la educación ni lo contemplan.
-Una mujer comprometida como usted, ¿a qué se dedica tras su jubilación laboral?
-Desgraciadamente, mes y medio antes de jubilarme me diagnosticaron un cáncer de mama y he estado los últimos 4 años volcada en intentar atajar esa enfermedad. Y me ha dado un respiro hace unos meses, una tregua que espero que se mantenga. Pero tengo ahora proyectos en la cabeza para seguir, si la salud me lo permite, pues dispongo de mucho material de mis cursos de formación por España y otros países y quiero ponerlos a disposición de la comunidad educativa. También quiero que la asociación que creé, Degena, que quedó parada un poco con esto, ponerla en marcha de nuevo. Y luego, asesorar siempre que me lo pidan.
Fuente: Diario de Córdoba (14/1/2018)
No hay comentarios:
Publicar un comentario